Un estudio conjunto entre las universidades de Sevilla y Santiago de Compostela ha permitido a Alfredo Llecha Galiñanes, estudiante de Biología de esta última, obtener el primer aceite no vegetal, con características similare al aceite de oliva, cosa que lo convierte en un firme candidato para su utilización en campos como la alimentación animal, los biocombustibles o incluso en la medicina.
Muestras analizadas por el Instituto de la Grasa de Sevilla (dependiente del CSIC Centro Superior de Investigaciones Científicas) comprueban que un gramo de grasa del producto tiene prácticamente el mismo poder calórico que un gramo de gasóleo: 40.000 Kilojulios.
Su bajo índice de yodo -menor a 81-, su concentración en ácidos grasos insaturados -superior al 76%-, y la falta de metales pesados o nocivos, convierte a este aceite en materia prima ideal para la generación de biodiésel como para la elaboración de lubricantes de alto rendimiento.
Muestras analizadas por el Instituto de la Grasa de Sevilla (dependiente del CSIC Centro Superior de Investigaciones Científicas) comprueban que un gramo de grasa del producto tiene prácticamente el mismo poder calórico que un gramo de gasóleo: 40.000 Kilojulios.
Su bajo índice de yodo -menor a 81-, su concentración en ácidos grasos insaturados -superior al 76%-, y la falta de metales pesados o nocivos, convierte a este aceite en materia prima ideal para la generación de biodiésel como para la elaboración de lubricantes de alto rendimiento.
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